Separan a Monos Bebés de sus Madres, Aplican Descargas Eléctricas en Penes y Más en Laboratorio Trastornado
Una investigación encubierta de PETA de seis meses de duración en el Centro Nacional de Investigación de Primates de Wisconsin (WNPRC, pos sus siglas en inglés), que tiene casi 2.000 monos en jaulas de acero desoladas y habitaciones lúgubres sin ventanas, encontró animales muy inteligentes descuidados, vueltos locos por el confinamiento extremo a largo plazo y atacados por sus traumatizados compañeros de jaula.
Severo confinamiento, estrés constante, mutilación
Los monos en el WNPRC están todos los días y todas las noches encerrados en jaulas metálicas desoladas. Jamás sienten el calor del sol en la espalda o la tierra bajo sus pies. Despojados de su autonomía, no pueden tomar decisiones acerca de los aspectos más básicos de sus vidas. Debido al cautiverio constante e incesante, estos animales inteligentes y sensibles tienen una severa angustia psicológica que lleva a algunos a mutilarse y a lastimar a otros.
Una mona bebé, a quien el investigador de PETA llamó Cocoa, fue atacada por un macaco adulto fuertemente estresado, quien le generó cortes profundos y dolorosos en la cara. Meses después, con sus heridas aún sin sanar por completo, se aferró temerosa a su madre.
Los animales incompatibles se veían obligados a vivir juntos en apenas unos pocos pies cuadrados. Una mona llamada Ellie perdió parte de su oreja en una pelea con una compañera de jaula.
Las amputaciones de partes de dedos de los pies, de las manos y de la cola eran comunes, dadas las heridas traumáticas sufridas por los monos que estaban bajo el cuidado del WNPRC. Un trabajador dijo que algunos de estos animales muy inteligentes eran enjaulados solos “porque son imbéciles” que “se muelen a palos”, ignorando por completo que las peleas eran consecuencia de las condiciones de vida antinaturales y desoladoras en las que vivían estos animales.
Un mono frustrado, solo conocido como r12050, se mutiló la pierna hasta el músculo. Sin nada en que ocupar la mente, se mordió y rascó compulsivamente la herida abierta.
‘No deberíamos decir que parecen deprimidos’
Los macacos son animales muy inteligentes y sociables, quienes, en su hábitat natural, exploran y recorren vastos pastizales y selvas frondosas, pero aquí caminaban de un lado al otro y en círculos, y chillaban por el aislamiento interminable. Un mono, Sainte, se balanceaba continuamente de un lado a otro, solo y abatido, dentro de una jaula minúscula.
Cornelius se había simplemente rendido. Llevaba una década en el laboratorio (habitualmente estaba enjaulado solo) y se sentaba siempre encorvado o con su cara contra los barrotes de la jaula: había perdido la voluntad de vivir. Un supervisor dijo que el personal “no debía decir” que los monos “parecían estresados”, pero admitió que sí lo estaban. El supervisor accedió al pedido de nuestro investigador de darle a Cornelius elementos de “enriquecimiento” adicionales, como un tronco o un tubo de cartón lleno de papel triturado, para ocupar su mente, pero dijo: “Solo debes saber que cuando no estés allí, esto probablemente no sucederá”.
Princess se arrancó el pelo por estrés al ser usada como máquina reproductora
Muchos animales ansiosos como Charlie, se arrancaban el pelo por desesperación. Otra macaca, Princess, se había arrancado casi todo el pelo, pero aun así era forzada a reproducirse. Todos sus bebés le serían finalmente arrebatados para que los experimentadores pudieran atormentarlos y asesinarlos.
Lemon y su compañera de jaula Lulu, estaban casi calvas, aparentemente por arrancarse el pelo entre ellas o el propio, pero un trabajador dijo que no había “mucho” que se pudiera hacer para ayudarlas.
Muchos otros macacos sufrían de diarrea crónica. Noah y Zak, de aproximadamente 22 y 15 años, respectivamente, habían luchado contra esta condición la mayor parte de sus vidas. Livingstone sufrió deposiciones blandas durante 21 de sus 27 años de confinamiento constante.
El WNPRC es uno de los laboratorios de primates más prominentes en EE.UU., uno de los siete Centros Nacionales de Investigación de Primates financiados por el gobierno federal, que supuestamente habían comenzado a encontrar tratamientos para enfermedades humanas. Pero ni siquiera pudo proporcionarles a estos ni a otros monos, cuyos sistemas digestivos estaban devastados por el estrés, una atención veterinaria adecuada o un enriquecimiento medioambiental eficaz y psicológico.
Sufrimiento desde el primer día: las frías jaulas de acero no son lugares confortables para que las madres den a luz
Las macacas son madres protectoras y dedicadas que viven en grandes grupos familiares, miran con amor a los ojos de sus bebés e incluso los besan. En la naturaleza, el dolor de una mona cuyo bebé ha muerto es tan abrumador, que seguirá cargando el cuerpo inerte durante días.
Pero en el WNPRC, las monas embarazadas parían solas, en jaulas con piso de alambre, y les quitaban a sus bebés dentro del año.
Las madres y los bebés aterrorizados lloraban y defecaban mientras los trabajadores los separaban. Algunos bebés, como Turnip y Cora –cuya madre, según se informa, fue asesinada en un experimento de cesárea– estaban atrapados en un sótano lúgubre con solo un animal de peluche como consuelo. Les perforaron las orejas con abrazaderas metálicas y luego les frotaron las heridas con tinta para tatuarlas.
Un miembro del personal dijo que no quería reunir a una mona que había tenido una cesárea de emergencia con su bebé porque este no “necesitaba una mamá”, y luego la llamó “perra”, cuando la madre no quiso aceptar a otro bebé.
Una mona aparentemente dio a luz a un bebé que nació muerto, y después de que finalmente lo dejó en el suelo, comenzó a girar en círculos, angustiada.
Mono reiteradamente hervido vivo al ser puesto en máquina limpiadora de jaulas
Los monos, incluida una madre que se aferraba a su bebé, escapaban a los pasillos y se escondían debajo de jaulas cuando los dejaban salir de las cajas metálicas de transporte.
Un supervisor le dijo al investigador que una vez un animal murió cuando pusieron su jaula en una lavadora mecánica de jaulas a alta temperatura mientras el animal estaba adentro gritando de dolor. También dijo que había muerto un bebé, aparentemente de hambre, porque el personal no se dio cuenta de que su madre no estaba produciendo suficiente leche.
Otro supervisor reveló que un trabajador le rompió la pierna a un tití porque “era bastante… alborotador”.
La casa matriz del WNPRC, la Universidad de Wisconsin–Madison, recibió más de $300 millones de dinero de contribuyentes a través de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) en 2019, pero no puede tener sanos, seguros o incluso vivos a los animales que tiene encerrados.
Aplican descargas eléctricas en monos hasta que eyaculan
Además de tenerlos simplemente encerrados, los animales eran usados en procedimientos y experimentos dolorosos.
Los trabajadores usaban un eufemismo con ciertos monos: “donantes de semen”, cuando claramente los animales no se habían ofrecido como voluntarios para este doloroso procedimiento. Por lo general, a los monos les ponen collares de metal y el personal usa varas que se sujetan a los collares para sacarlos de sus jaulas por el cuello. Después los atan a una silla de inmovilización y los experimentadores les aplican descargas eléctricas en sus penes, hasta que eyaculan.
En esta instalación se estaban realizando muchos tipos diferentes de experimentos. Un experimentador crió monos infectados con el virus de Zika y el de la inmunodeficiencia de los simios, que es similar al VIH. Los macacos bebés fueron privados de comida durante la noche para “pruebas cognitivas” y lloraban sin parar cuando los separaron de sus compañeros. Un supervisor dijo que los experimentadores intentaron infectar a los titíes (que son monos pequeños y delicados) con COVID-19, pero que “no pasó nada”.
¡Tú puedes ayudar a detener esto!
El Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA, por sus siglas en inglés) ha reiteradamente multado a la Universidad de Wisconsin–Madison (incluyendo una multa de $74.000 en abril de 2020) por privar de cuidados básicos a los animales, pero la investigación de PETA muestra que nada ha cambiado. Hemos presentado nuestras evidencias al USDA y a los NIH y exigimos a ambos organismos que investigaran. También le pedimos al WNPRC que libere a todos sus animales en santuarios acreditados, empezando por Cornelius.
Por favor, súmate y pídele a Universidad de Wisconsin–Madison que cierre su laboratorio de primates y a los NIH que dejen de usar el dinero de los contribuyentes para encerrar y financiar pruebas en monos.
Si crees que eres capaz de realizar investigaciones encubiertas como esta, aplica para el puesto de Investigador de Campo (se requiere idioma español). Haz clic aquí para agradecerle al investigador que reveló esta crueldad.