En 2021, investigadores de PETA Asia visitaron mercados de animales vivos en China, Indonesia, Vietnam, Tailandia, Filipinas, Laos y Sri Lanka. En estos mercados, los clientes pueden comprar tanto animales vivos como muertos.

Las nuevas imágenes de PETA Asia muestran a gallinas, murciélagos, monos, gatos civeta, peces, cerdos, y otros animales, tanto vivos como muertos, en venta como comida o para ser usados en medicina tradicional, en entretenimiento o de otras formas. Se veían carcasas en mostradores manchados de sangre y tanto los animales vivos como la carne cruda eran manipulados sin guantes. Estos mercados son fosas repletas de suciedad.

El mundo ha cambiado, pero los mercados de animales vivos no

Las condiciones eran prácticamente idénticas a las documentadas en las dos investigaciones previas de PETA Asia sobre estos mercados. Animales enfermos y estresados de origen incierto eran apiñados muy juntos en ambientes muy estresantes. Las gallinas, animales afables que disfrutan socializar, ni siquiera tenían el suficiente espacio para desplegar sus alas, y animales más grandes como un macaco y un caracal, animales que deambulan por varios y amplios espacios en la naturaleza, apenas tenían espacio para darse vuelta. Algunas jaulas tenían heces incrustadas en el piso, y su apilado facilitaba la propagación de enfermedades. Ardillas, gatos civeta, murciélagos, aves y ratas muertos eran vendidos en mercados al aire libre aparentemente sin seguir ningún protocolo de higiene.

A un investigador le dijeron que los clientes podían comprar la carne de murciélagos y monos supuestamente con fines medicinales.

Los riesgos son reales

La mayoría de los científicos están convencidos de que el coronavirus se originó en un mercado de animales vivos en China, donde animales de una amplia variedad de especies son vendidos junto a animales muertos y productos agrícolas.

Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) está investigando a los conejos, murciélagos, gatos civeta y hurones tejón vivos como portadores del virus que causa la COVID-19, todos siguen siendo ofrecidos a la venta. Los brotes mortales de la enfermedad de la vaca loca, gripe aviar, gripe porcina, SARS, VIH y otras enfermedades provienen de la captura de animales en la naturaleza o de su explotación como comida.

Estos horrores deben terminar

Del mismo modo que nosotros no queremos infectarnos con coronavirus ni morir de COVID-19, los otros animales no quieren sufrir ni ser asesinados para comida. A la mayoría de nosotros no nos gusta estar en cuarentena en nuestras casas, sin embargo, los miles de millones de animales que son explotados para comida pasan toda su vida hacinados en espacios pequeños y sucios, imposibilitados de darse vuelta o pararse y sufriendo enfermedades respiratorias causadas por vivir en medio de sus propios desechos. Su único escape es cuando les cortan la garganta y los desmiembran, a menudo mientras están conscientes.

Todos los mercados de animales vivos deben cerrar, incluyendo los cientos que operan aquí mismo en EE.UU. PETA está instando a la OMS a que dé el paso más fundamental y cierre estos mercados. PETA Asia les ha escrito a funcionarios de salud de toda Asia para exigirles el cierre de los desagradables mercados de animales vivos.

Tras un año de firmes reclamos de PETA, grabaciones encubiertas en video de los mercados de animales vivos, protestas llenas de “sangre” y firmas reunidas de más de 200.000 seguidores de PETA, finalmente la OMS está instando a los países a suspender la venta de mamíferos silvestres vivos en los mercados de alimentos como medida de emergencia, diciendo que los animales silvestres son la causa principal de enfermedades infecciosas emergentes como la COVID-19.

Este es un paso en la dirección correcta, pero no impide la venta de animales como gallinas, cerdos, peces y otros, a pesar de que confinarlos y asesinarlos en los sucios mercados de animales vivos también contribuye a la propagación de la enfermedad.

Tú también puedes ayudar a evitar la próxima pandemia global dejando de consumir carne, huevos y lácteos. La única forma verdaderamente sustentable y ética de vida es la vegana.