Como un adolescente con malas calificaciones, la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón (OHSU, por sus siglas en inglés) no quería que el mundo viera la evidencia en video de que el experimentador Andrey Ryabinin emborrachó con alcohol a un grupo de topillos machos en pruebas diseñadas para ver si serían “infieles” a sus parejas femeninas. Así que hizo todo lo posible para ocultarlo.
OHSU mintió sobre tener fotografías o videos de los experimentos. Dijo que los videos pertenecían a una institución diferente y luego sugirió que cualquier video que pudiera haber existido había sido destruido. Mintió tanto que PETA tuvo que presentar una demanda legal… luego expandir esa demanda… y expandirla una vez más para lanzar una red lo suficientemente amplia como para atrapar toda la evidencia.
Todo lo que PETA quería era la prueba visual (prueba que sabíamos que OHSU tenía desde el principio) de que los experimentadores habían asesinado a 150 topillos de la pradera en un experimento con tan poco rigor científico y tan evidentemente ridículo que sería más creíble como la trama de una caricatura de Scooby-Doo que como una búsqueda intelectual seria.
Después de años de disputas legales, PETA tiene esa prueba, y ahora tú también.
También tenemos pruebas de que OHSU mintió reiteradamente para evitar que el público supiera qué sucedió con los $3 millones de dinero de contribuyentes detrás de las puertas cerradas del laboratorio.
¡Rayos!
Para realizar esta abominación, los experimentadores de OHSU usaron 150 topillos: pequeños mamíferos socialmente monógamos, similares a los ratones, que cuidan a sus crías y protegen a sus parejas. Tenían a los topillos en completo empobrecimiento ambiental dentro de cajas de zapatos plásticas.
Luego, los experimentadores emparejaban machos y hembras arbitrariamente durante solo una semana antes de separarlos, después de lo cual los topillos machos tenían libre acceso al agua y al alcohol. Algunos bebían el equivalente a 15 botellas de vino al día, lo que tú también podrías hacer si estuvieras confinado en una caja de plástico.
En una de la batería de pruebas – la “prueba de preferencia de pareja” – los experimentadores pusieron un topillo macho en una jaula donde su pareja estaba atada en un extremo y otra hembra estaba atada en el otro extremo. Los experimentadores midieron cuánto tiempo pasaba el macho con cada hembra. Se supone que esto, según el argumento, de alguna manera arroja luz sobre los efectos del alcohol en la infidelidad masculina humana.
En la “prueba del intruso residente”, los experimentadores colocaban un topillo macho en una jaula en la que ya estaba confinado otro topillo macho y observaban mientras luchaban, contando cuántas veces el “residente” se abalanzaba sobre el “intruso”, lo mordía o perseguía.
Los experimentadores de OHSU mataron a los 150 topillos y diseccionaron sus cerebros y los fetos de las hembras embarazadas, al final de las pruebas.
Qué Dicen los Adultos en la Sala
Este “experimento” era erróneo y poco científico a primera vista. Pero solo para aclararlo un poco, los expertos han declarado:
“Una relación de una semana, creada arbitrariamente, no es un modelo apropiado para una pareja humana, la biología de los topillos no refleja la biología humana, y estos experimentos no son más que un despilfarro impulsado por la curiosidad con un número importante de cadáveres”, dice el asesor científico de PETA, el Dr. Frances Cheng. “Incluso cuando los programas de adicción al alcohol claman por financiamiento y el asesoramiento para parejas tiene un costo prohibitivo para muchos que necesitan ayuda, el gobierno federal ha derrochado más de $3 millones de dinero de contribuyentes en los proyectos de OHSU que financiaron estos experimentos crueles y sin sentido”.
“La noción de que el macho de esta ‘pareja unida’ debe ser leal a la hembra basándose en una semana de ‘vínculo’, es ridícula. A diferencia de estos absurdos experimentos en topillos, los estudios con voluntarios humanos proporcionarían información útil y fiable en varios niveles, incluidos el social, el cultural y el fisiológico”, dice la psicóloga clínica Dra. Sana Gaitonde.
Mentirosos que Mintieron Reiteradamente
En 2018, PETA envió varias solicitudes de registros públicos a OHSU solicitando registros asociados con estos experimentos, incluidos fotos y videos.
Autoridades de OHSU respondieron con dos mentiras.
- Mentira N° 1: OHSU no tenía fotos ni videos.
- Mentira N° 2: Todos los videos que existían eran propiedad del otro laboratorio, por lo que PETA debería pedirle los videos.
Vigilancia Ilegal
Como si las cosas no pudieran ser más dementes, mientras litigaba esta demanda, PETA descubrió que al menos dos oficiales de policía de OHSU, incluido el jefe de policía, habían recibido actualizaciones casi diarias al estilo de inteligencia sobre las actividades de PETA de una compañía llamada Information Network Associates (INA, por sus siglas en inglés). La ley de Oregón prohíbe que las agencias encargadas de hacer cumplir la ley recopilen dicha información a menos que se relacione directamente con una investigación penal. Además de brindarle a la universidad otras actualizaciones de “amenazas”, INA le informó sobre las publicaciones del blog y la actividad en redes sociales de PETA.
Así de desesperada estaba OHSU por mantener sus experimentos crueles, ridículos y mortales ocultos al público cuyo dinero consume alegremente.
Esos Chicos Entrometidos de PETA
Fueron necesarios más de dos años de disputas legales y demandas cada vez mayores, pero PETA finalmente pudo desenmascarar a OHSU, exponer su red de mentiras y revelar la verdad.
- Hecho N° 1: Los experimentadores de OHSU sí grabaron videos de los experimentos.
- Hecho N° 2: Un experimentador de OHSU eliminó los videos en un intento deliberado de ocultarlos. Más tarde fueron encontrados durante una auditoría forense que PETA obtuvo. El experimentador dijo que los eliminó para que “no cayeran en manos equivocadas”.
La Serenidad Finalmente Prevaleció
En una doble victoria para PETA, un juez dictaminó no solo que OHSU había violado los registros públicos de Oregón al no entregar los videos y fotos solicitados por PETA, sino también que la policía de OHSU había vigilado ilegalmente las actividades de PETA, una violación de nuestros derechos de la Primera Enmienda.
Como castigo, ahora OHSU deberá pagar gran parte de los costos judiciales asociados con el caso.
Y tenemos los videos.